martes, 29 de septiembre de 2020

¿Es inminente en el Magdalena el modelo de alternancia?

 Por: David Gómez Ferreira

    Ya pasaron seis meses, desde aquel 11 de marzo de 2020, que el gobierno nacional anunció la Pandemia en Colombia. A partir de ahí, todo se convirtió en un caos, no pararon los mensajes masivos a través de los aparatos tecnológicos (infodemia)  y  los medios de comunicación (televisión, prensa oral y escrita); lo que generó en los colombianos un pánico ingente por los datos de contagios y muertes diarias por la COVID – 19 en las regiones del país y en el mundo.

    Cierto día durante el confinamiento, un amigo y colega de escuela, compartió conmigo una tarde de juegos de mesa (tomando estrictamente todas medidas de bioseguridad). Inevitablemente discutimos sobre la polémica que ha ocasionado la propuesta del Ministerio de Educación Nacional de aplicar un modelo de alternancia en las escuelas y universidades de Colombia; considerada por del gremio de los maestros y los padres de familia más que en una opción de regreso a las aulas de clase, en un riesgo y una gran preocupación por la salud de su comunidad educativa, so pretexto del descenso de la curva epidemiológica del coronavirus. Mi colega, con tono de firmeza me dijo: “Brother, no podemos pensar en terminar un año académico encerrados en nuestras casas, cuando todos los sectores productivos empiezan a dar el paso de una nueva normalidad, y es inconcebible, que el sector educativo sea el único rezagado en esta coyuntura”. Su apreciación me llevó a cuestionar y a reflexionar sobre esta realidad.

    Primero, ya se han vinculado al modelo de alternancia 19 municipios del país, los cuales se han venido preparando para volver a la normalidad académica, desde que el Gobierno lo propuso en el mes junio. Otras ciudades como Barranquilla, Cali, Medellín, empezarán su pilotaje de alternancia a partir del 1 de octubre del presente año. Lo incomprensible es ¿por qué Santa Marta, ciudad con menos contagio y muertes en comparación con otros municipios, no inicia su pilotaje? El informe suministrado por el Ministerio de Salud y Protección social a 27 de septiembre de 2020, registra los siguientes datos de contagio por departamento: Bogotá (Capital) 260.559; Antioquia 109.651; Atlántico 67.074; Valle del Cauca 59.785; Cundinamarca 32.337; Santander 29.468; Bolívar 28.475 y Magdalena con 15.005 casos. La diferencia es grande. Por lo anterior, me surgen los siguientes interrogantes: ¿El Magdalena no tiene la capacidad de asumir retos sociales que superen al temor y le devuelva la confianza a los Magdalenenses? ¿Será que no hay tiempo para la preparación de un “Protocolo” de bioseguridad para las escuelas de Santa Marta y el Magdalena para regresar este año? ¿Cuáles han sido las medidas de contingencia que ha asumido la ciudad y el departamento para un retorno seguro a las escuelas en este 2020? ¿Somos un departamento incapaz social y culturalmente para asumir una conducta de autoseguridad frente a esta problemática? La cuestión no es volver por volver a la escuela, es empezar un proceso de readaptación paulatina, pero empezar.

     Segundo, está claro que las escuelas oficiales de Santa Marta y el Magdalena, no cuentan con una adecuada infraestructura ni con las garantías de bioseguridad para una normalidad escolar, por eso, el MEN le “tira la pelotica” a los padres y a las Secretarías de Educación para que consideren los pilotos de alternancia dado a que conoce la realidad de los colegios del país. Ahora bien, las declaraciones de la Ministra de Educación Nacional, María Victoria Angulo, siempre son las mismas “este es un proceso que avanza de manera progresiva, gradual y segura. Este es un trabajo coordinado con el Ministerio, las secretarías de educación y de salud, y los colegios. Es importante aclarar que todo esto se hace con el consentimiento de los padres, quienes tienen la decisión sobre sus hijos”. Ya está “rayado” ese discurso Ministra, igual que la expresión “con todos los protocolos del caso”. Se necesita intervención inmediata para la planta física de los colegios, que sea esta la oportunidad de una buena inyección económica para la mejora de la infraestructura de las escuelas del Magdalena (Baños, aulas, laboratorios, agua potable…) con kits de bioseguridad para cada miembro de su institución, que los rectores samarios y magdalenenses aprovechen este proceso para la gestión e inversión en sus planteles educativos con la “platica” del rubro de la COVID-19. ¡Aprovechen que este es el momento! Por otro lado, lo que sí es indiscutible es que la pandemia dejó ver el malogro político que ha sufrido la ciudad y el departamento desde hace muchos años. Y el sector educativo sigue en las mismas.

     Y tercero, creo que es el más importante, la protección de los estudiantes. Recientes estudios sobre la COVID – 19, han demostrado que los niños y las niñas no son el foco ni el transmisor en potencia del Coronavirus como nos lo hicieron creer al inicio de la Pandemia; evidencia de esto lo demuestran países como Suiza y Finlandia, que fueron países que volvieron progresivamente a las clases, dando las garantías de bioseguridad a los infantes como el uso del tapabocas, desinfección de los escenarios académicos, el distanciamiento, entre otros y aún no se conoce ningún caso entre ellos de contagio. Aunque existen estos datos científicos, la opinión está dividida al respecto. De un lado los padres de familia que viven a diario con la falta de acompañamiento, la falta de equipos y de conectividad en sus casas, que afecta enormemente la salud de sus hijos, por eso se identifican con enviarlos con todas las medidas de bioseguridad siempre y cuando las instituciones les den esas garantías. Por otro lado, están los padres que están seguros de no enviar a sus hijos por el temor al contagio, quienes además, reconocen las problemáticas actuales de las escuelas y aunque les brinden las garantías se mantienen en que no los enviarán. Con todo esto la pregunta que surge es: ¿Si los niños no están cómodos en sus hogares por la falta apoyo y acompañamiento, la falta de equipos y de conectividad, la falta de recreación y evidentemente el atraso en sus deberes académicos, es inviable acogerse al modelo de alternancia así existiera un protocolo de bioseguridad para ellos?

    Por su parte, el gremio de maestros del Magdalena se mantiene irrestrictamente en no acogerse a este modelo de regreso a clases, y se va “lanza en ristre” ante el MEN, dado a que, según ellos, no existen las garantías mínimas en el Magdalena, y ante eso, el Ministerio del Ramo, no “da pie” a las exigencias que el profesorado expone para un retorno a las aulas como pilotaje en esta zona del país. Esperemos para ver cuándo y en qué termina esta disputa. Aclaro que al emitir este juicio, no desconozco la realidad de los casos de contagios y de muertes por el coronavirus. Hago la anterior anotación, porque gran parte del pueblo colombiano aún se encuentra renuente para acoger una medida transitoria de nueva normalidad y más quienes pertenecen al sector educativo; no obstante, ya algunos están pensando diferente por mucho tiempo en el encierro. ¡Y eso es entendible!

    Finalmente, considero que se debe dar el paso en el departamento del Magdalena. No acogerse totalmente al modelo de alternancia pero sí que las instituciones educativas desde sus órganos colegiados tomen decisiones para crear estrategias de readaptación y acercamiento a la presencialidad, basado en las características individuales de cada escuela, es decir, que no sea un modelo de alternancia “estándar”, sino que dependa de los factores de oportunidades y debilidades de cada institución. Como lo mencioné anteriormente, la cuestión no es volver por volver a las aulas de clase, es hacerlo progresivamente y con las medidas necesarias para hacerlo. Por ejemplo, empezar con los estudiantes de la Media Vocacional dispuestos al pilotaje, aquellos que no presenten problemas de salud, que no posean equipos tecnológicos ni conectividad, que se les facilite ir a la escuela, que cuenten con un kit de bioseguridad y claro, que cuenten con la autorización de sus padres. Otra acción sería, empezar con un mínimo aforo, que sea un porcentaje más bajo del que propone el Gobierno, y así, se evaluarían las acciones de la institución y el autocuidado que demuestre su comunidad educativa.

    El confinamiento ha afectado notablemente la salud mental de los niños y niñas, ellos necesitan recrearse, divertirse compartir entre sus semejantes; por lo que no sólo se debe pensar en llevarlos al mar, a cine, a un centro comercial, a un parque, a un centro recreacional; se debe buscar la opción que más favorezca la presencialidad en las escuelas, ellos necesitan regresar progresivamente pero con el autocuidado. Todos sabemos que hay que vivir y convivir con este virus en comunidad y en sociedad. Es cuestión de cada quien protegerse de este “mal amigo”, que llegó para quedarse por un buen rato.

7 comentarios:

  1. Indiscutiblemente estoy de acuerdo con usted. Nuestros hijos deben adaptarse al medio y aprender a protegerse y aceptar las nuevas maneras de convivir en sociedad

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  2. Muy cierto esto no acaba autocuidado es necesario el regreso. Pero también es necesario que inviertan en la infraestructura de las escuelas que de verdad las necesitan urgentes porque no hay agua buenos baños y mejorar las aulas de clases.

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  3. Ha sido un tiempo propicio para que el MEN reorganice las ideas. Es importante el contacto entre los estudiantes, los maestros somos una pieza clave en la enseñanza y aprendizaje, ya que; las TIC no pueden reemplazar estos procesos, entendiendo además, que los estudiantes que carecen de los medios para conectarse son muchos más, de lo que pueden hacerlo y ¿por qué no decirlo?, no están aprovechando este espacio. Es urgente la activación del sector Educativo con todo lo que merecemos ( aulas, ventiladores, baños, material, protección, etc) para garantizar la educación a la que todos tenemos derecho y que hoy, se está viendo como un privilegio.

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  4. Según en su escrito haciendo una Concepción de lo planteado se conoció una mejor forma de llevar la educación dando así un mejor uso de las herramientas tecnológicas, mostrando diversos escenarios donde se pudo llegar a través del teléfono móvil y la computadora, a través de salas de zoom en una voz en pleno confinamiento.
    Un porcentaje de estudiantes aprovecharon esta nueva educación que fue llevada a través de la pantalla, como otro porcentaje de estudiantes en diversos grados de escolaridad desertaron.
    En lo familiar padres de familia obtuvieron más lazos de unión en la forma de comunicación ante sus hijos al momento de recibir las clases, otros padres de familia se sintieron aburridos y agotados con esta nueva iniciativa de clases virtuales, en los estilos de vida hubo unión familiar, choques entre sí, perdidas de seres queridos por la causa monstruosa del covid 19, hasta el momento se vive con la angustia el terror y miedo por las causas dadas por la pandemia.

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