Por: David A. Gómez Ferreira
Si bien es cierto que la segunda posguerra trajo consigo grandes episodios que marcaron un hito en la historia en los denominados países tercermundistas, los cuales registraron y dejaron un sin número de personas mal llamadas “víctimas de la pobreza”; que se incluyeron dentro de un importante y árduo proceso de reestructuración social, política, cultural y económica de mundo global.
Es así como la famosa “Guerra de la Pobreza” en los países del tercer mundo, empieza a tomar relevancia, agregando que la globalización para esa época, por los Estados Unidos empezaba a dar pasos agigantados en estos territorios. Luego, las problemáticas de estas regiones empiezan a conocerse a nivel mundial y se centra la atención en las mismas, enfatizando en las condiciones crónicas y malestares sociales que presentaban estos países; convirtiéndose de esta manera en amenaza para los países más desarrollados.
Para la época de la colonia, era muy difícil que los nativos pudieran aliviar su pobreza y su preocupación aumentaba, ya que ésta estaba condicionada a creer que aunque se formaran o se educaran para erradicar su pobreza, su desarrollo económico sería baldío; esto, agregándole que una de las bases para su progreso económico, era la ciencia y la tecnología y para los nativos era de difícil accesibilidad o nula. No obstante, ha de conocerse que la pobreza de forma masiva, en la conceptualización moderna, apareció cuando se empezó a difundir sobre la economía de mercado y cuando fueron privadas millones de personas del acceso a la tierra, agua y otros recursos. Es decir, se evidencia significativamente la exclusión social y laboral, los pobres fueron y siguen siendo víctimas del desplazamiento de sus propios predios sin importarle a régimen capitalista las condiciones deplorables en la que queden.
Verónica Villarespe Reyes en su libro “Políticas de combate a la pobreza en México: ¿solución, alivio o regulación del fenómeno?(2008) Manifiesta que “El desarrollo del capitalismo ha requerido de la reproducción eficaz de la fuerza de trabajo a través de la provisión de un salario, de un clima de productividad y de cierta cohesión social, de tal forma que el proceso, la acumulación de capital no se interrumpa, es decir que esté garantizada la continuidad de un proceso donde la producción de riqueza deviene en producción de pobreza y viceversa. Con relación a esta cita, podemos decir que en los sectores capitalistas crean políticas de intervención para erradicar la pobreza y empiezan a desarrollarse las mismas sobre la concepción de vida, economía y derechos, o sea, lo que se pretendía era transformar la mentalidad de las sociedades y no crear consumidores crónicos; fue así que empezaron a tenerse en cuenta a las poblaciones en condición de pobreza convirtiéndolos en objetos de conocimiento y administración de la dicha pobreza en los diversos sectores.
En el siglo XX, lo que algunos investigadores denominaron “Lo Social” empezó a ser tenidas en cuenta. Fue la época en la que se empezó a trabajar según Procacci en la llamada “expansión de las necesidades”, la cual hace referencia a la intervención en los países tercermundistas abarcando no sólo la pobreza sino la educación, salud, bienestar, empleo, moralidad, entre otros aspectos; los cuales a finales de siglo se conceptualizaron como Trabajo Social.
En el año 1948, cuando el Banco Mundial definió a los pobres de aquellos países con ingresos per cápita inferior a 100 dólares, las consecuencias fueron alarmantes se registró con ello que dos tercios de la población mundial se considera como sujetos pobres. De esta manera surge la necesidad de priorizar en el sector económico, generando políticas, discursos y acciones que propendieran a solucionar tales problemáticas. Lo particular de los países del tercer mundo era la pobreza y la posible solución era el crecimiento de la economía y desarrollo, fue así que se comienzan implementar procesos para analizar dicha anomalía, enmarcado y conocido como la “desarrollalización” del tercer mundo.
En este sentido, Michael Woolcock, en el texto “Capital social: Implicaciones para la teoría, la investigación y las políticas sobre desarrollo” indica que las principales teorías del desarrollo conciben las relaciones sociales como problemáticas, explotadoras, liberadoras o irrelevantes y lamentablemente, la realidad no coincide de manera tan exacta con estas descripciones y sus respectivas recomendaciones políticas. Es importante anotar, que muchos de estos países que presentan dichas problemáticas son explotados, vulnerados y sometidos financieramente en las áreas subdesarrolladas para lo cual se necesita de la convicción y el esfuerzo de que existe el desarrollo, éste utilizado como herramienta para reorganizar y normativizar los países con un déficit de desarrollo.
Después, en el año 1949, cuando el Banco Internacional llega a Colombia, genera un cambio significativo entre los países del primer y tercer mundo. Colombia, catalogado uno de los países con altas necesidades de desarrollo y problemáticas sociales, en ese mismo año, es intervenido por el Banco Mundial para crear un programa integral de desarrollo para el país, el cual en su dictamen manifestó la complejidad de las relaciones de los sectores de la economía colombiana, causantes de efectos menores en el marco del proceso.
Para ese mismo periodo, empezó a aparecer en Colombia las insinuaciones de “Desarrollo Industrial”, que traería consigo el desarrollo del país junto con las diversas problemáticas económicas de las clases populares. Este mecanismo se enmarcó dentro del modelo “Liberalismo Económico”, el cual se consideraba como una estrategia necesaria para el progreso social. La democracia empieza a ocupar espacios como elemento de la vida, enfocándola en el sentido de la necesidad de crear mayor participación de las clases populares, propender por la justicia social y el darle importancia a las economías domésticas.
De otra parte, existieron otros factores que le dieron forma a esa invención de discurso de desarrollo global, entre los cuales se encontraban la guerra fría, la necesidad de nuevos mercados, el temor al comunismo y la superpoblación finalmente la fe en la ciencia y la tecnología, el cual para la época empezó a dejar positivos resultados con relación a la ayuda financiera de los Estados Unidos a las naciones latinoamericanas a través de la Comisión Interamericana para el Desarrollo establecida en el 1940.
Para el final de los cuarenta Estado Unidos propicia e insiste en su política de “puertas abiertas” y los más beneficiados fueron los países de Latinoamérica, ya que se encontraba en cercanía y por tal razón se le facilitaba el libre acceso a los recursos. Sin embargo esta política estadounidense fue mal interpretada y rechazada por Planeación de Políticas del Departamento de Estado, ya que se consideraban a estos países de América Latina ignorantes e incapaces de ayudarse ellos mismos.
En el periodo posterior a la guerra se hacía alusiones por el carácter de urgencia al problema de la población, fue ahí cuando la “Guerra a la pobreza” empezó a justificarse de tal modo que los pobres eran el objeto visible de una sociedad tercermundista. Iniciaron las proliferaciones y los discursos sobre este tema, el cual empezó a ser motivo de creación de diversos conceptos sobre desarrollo y de la misma manera se empezaron a crear políticas para la formulación de programas con las diversas variables que este arrojó.
Como bien lo expresa Rolando Cordera Campos, en su publicación “Entre la Guerra y la Pobreza” (Marzo 2007) “Como sociedad requerimos construir una visión de bienestar social. Esforzarnos contra la desigualdad y la pobreza, es una tarea prioritaria que exige ser atendida, no sólo por razones económicas y políticas, sino éticas. Este ejercicio debe ser integrador, formar parte de las responsabilidades del gobierno y de la sociedad, creando conciencia de que la cuestión social involucra no sólo al Estado, sino al conjunto de la sociedad.” Es importante agregar que los que se encontraban en condición de pobreza eran olvidados y excluidos socialmente, sin embargo se crearon políticas públicas y programas sociales para beneficiarlos, pero lo irónico era que se formulaban dichos proyectos y los recursos no se dirigían a la solución de estas problemáticas sociales.
A pesar de la situación de los pobres, en esa época, década de los cuarenta, se empezó a tener fe en la ciencia y la tecnología, ya sea para las acciones bélicas o para el desarrollo de estos países del orden del tercer mundo, dado a las pericias que traerían para la manufactura. Además se consideraba que la tecnología se convertiría en la estrategia de progreso a través de unos componentes para ese periodo como lo eran la innovación, la producción y el resultado de una nueva era de modernización. Con ello, se empezó a tomar una nueva conciencia de la importancia de la investigación en el tercer mundo en los aspectos globales de la economía y las políticas de desarrollo, al igual que los factores sociales y culturales.
De esta manera podemos concluir que la pobreza, es y seguirá siendo uno de los aspectos sociales de gran relevancia para los gobernantes y toda la clase pudiente del mundo, utilizada para acciones positivas y negativas, personales o colectivas. Esta problemática conlleva la creación de un “Régimen de Verdad” constituido por la idea de fuerza de una o varias personas contribuyendo a acciones sociales, políticas, culturales, simbólicas, que conllevan a la conceptualización de desarrollo en los países del tercer mundo, los cuales han alcanzado a través del tiempo un significativo subdesarrollo y alcanzado una homogenización del discurso en el ejercicio del poder en los países pobres o tercermundistas.
Vale la pena anotar que es de gran importancia no sólo para el desarrollo productivo sino el social; capacitar o fomentar espacios de formación para los pobres, generar en ellos el deseo de investigación y brindarles los conocimientos sobre los avances de la tecnología para que no sigan siendo objetos de beneficio sino sujetos proactivos mientras que otros gastan y malgastan dinero en nombre de los pobres.