Por: David A. Gómez Ferreira
1.El
Caribe Imaginado
Cuenta
la historia que un 3 de agosto de 1492, los españoles bajo el mando de Cristóbal
Colón zarparon en tres naves hacia el lejano Oriente desde Palos de Moguer,
(España) con el firme propósito y convicción de hallar metales precisos y
especias, no obstante, en esta aventura transoceánica, Colón no imaginaba que
este viaje lo conduciría al descubrimiento de América, es por eso, que es
considerado este hallazgo histórico del continente americano como un
descubrimiento accidental.
Para
realizar sus hazañas, a Colón le favoreció que para esa época se dieron circunstancias
especiales en Europa y los acontecimientos a finales del siglo XVI, como por
ejemplo; “las navegaciones portuguesas por el litoral africano que llevaron a
Bartolomé Díaz, en 1487, hasta el cabo de Buena Esperanza y la gesta que
permitió a Vasco de Gama la Singladura por el Océano Índico y el arribo a las
costas de la India once años más tarde. (Trillos, 2001. Pág. 21).
Hechos
como estos, permitieron que se reestablecieran las teorías de Tolomeo de la
esfericidad de la Tierra, concepción que data unos 500 años aC, y que desaparecieran
muchas supersticiones que giraban alrededor del Océano Atlántico, entre ellas
que era un Mar tenebroso.
Quienes
apoyaban la teoría de que “la tierra es redonda”, no dudaban en la opción de la
existencia de rutas que permitiera la comunicación entre Europa, África y la
India, si el viento les favorecía; idea que se conocía como la más generalizada
y que seguía la línea del pensamiento aristotélico. Sin embargo, estas teorías
fueron refutadas por las corrientes filosóficas quienes aseguraban que no se
tenía un cálculo exacto de las distancias, porque existían escasos datos
astronómicos disponibles y no era de credibilidad las travesías de los
marineros por sus confusas referencias que los llevaron a cometer errores en la
singladura, sin imaginar esto, irónicamente fue lo que llevo a Colón a hallar
al continente americano. Por consiguiente, surge un interés por conocer nuevas
rutas en el Atlántico dado a la curiosidad de descubrimiento y la incesante
rivalidad política o comercial.
Por
otra parte, los conocimientos y datos que en esa época aportaban los navegantes
sobre los descubrimientos geográficos reales se contrastaban con las ideas
fantasiosas del mundo explorado, aquel de monstros espantosos, peligros y
extraños fenómenos que asechaban a los navegantes que eran producto del su
estado emocional en la singladura incierta. Todos estos relatos de viajes de
ultramar se daban a conocer, como plan predeterminado, con el fin de evitar que
posibles navegantes comerciantes realizaran viajes o incursiones que los
llevaran al descubrimiento de nuevos territorios.
Aunque
Aristóteles en uno de sus escritos manifiesta que los cartagineses descubrieron
una isla más allá de las columnas de Hércules, cubierta de selvas, ríos
navegables y variedad y abundancia de frutos; en consecuencia, los jefes
cartagineses prohibieron la navegación
de esa isla y quien se atrevieras a zarpar eran castigados con la pena de
muerte y acudieron al exterminio de los indígenas para que no multiplicaran esa
prohibición, por tanto, evitaría el contacto entre ellos y la explotación del
territorio.
“Casos
como el de Gonzalo Fernández de Oviedo, quien alude en Historia natural y general de las Indias, a identificar y mostrar
la isla aristotélica con alguna localización americana por sus semejanzas
arquitectónicas y toponímicas, lo que conllevó al rechazo de Hernando Colón,
hijo de Cristóbal, en Vida del Almirante,
tratando a Oviedo de desinformado y manteniendo la imagen de su padre como el
primer descubridor de América”. (Trillos, 2001. Pág.24)
Por
otro lado, es menester indicar que aunque los intereses económicos eran el
principal objetivo de los expedicionarios españoles, surgen las motivaciones
religiosas que incentivaron a buscar nuevos territorios. Toda esta concepción
giraba alrededor de la idea antigua que el Paraíso
Terrenal se encontraba en el Océano Atlántico; lugar imaginario como El
Eden, Maravilloso, lleno de felicidad, sin guerras ni miserias y donde el ser
humano era inmortal. El afán de encontrar esta fantástica región generó el
impulso por realizar nuevas expediciones descubridoras. Un claro ejemplo, fue
el viaje realizado en 1512, por Juan Ponce de León, quien desde Puerto Rico
zarpó con la ilusión de encontrar la fuente de la eterna juventud,
evidenciándose la mezcla de hechos reales y ficticios que encerraba el ideal de
los navegantes sobre ese territorio.
La
iglesia católica se expande sobre las costas del Atlántico y esto genera que abran
otras rutas marítimas con la orientación de los teólogos quienes pretendían
resolver la disyuntiva del Paraíso
Terrenal, so pretexto su existencia sea indiscutible, porque se encuentra
explícito en la sagrada escritura. Su búsqueda se convirtió en uno de los
mayores anhelos para los cristianos en esa época.
Luego
de la llegada de los españoles a América creen cumplida la profecía de las
islas promisorias, por consiguiente, el archipiélago caribeño recibe el nombre
de Antillas; lo que impulsó la realización de expediciones en tierras
continentales, como la famosa que fue protagonizada por el franciscano Marcos
de Niza en 1539.
2.
El
Caribe No Imaginado
La
extensión considerable que ocupa la Costa Caribe colombiana en el noroccidente
de América del Sur, refleja la posición privilegiada, la diversidad de
ecosistemas, grupos culturales y tradiciones lingüísticas desde las épocas más
remotas.
Se contemplan
dos periodos:
La
referencia corresponde a la etapa arcaica,
caracterizados por especialistas como recolectores, cazadores y pescadores, su
base alimenticia era el consumo de mariscos, lo cual es confirmado por las
excavaciones arqueológicas donde se hallaron depósitos de conchas.
Estos
grupos son considerados nómadas y seminómadas, situados en campamento a las
orillas de los ríos o las ciénagas, lugares de principales fuentes de
proteínas. El más viejo y principal conchero encontrado hasta la fecha es el
Puerto Hormigas, ubicado en la entrada del Canal del Dique.
Así
mismo, cultivo plantas alimenticias, se da inicio de la agricultura. La etapa
hortícola del Caribe proceso de desarrollo donde adquirían el conocimiento para
conocer las propiedades del suelo, características humanas, la semilla y el
valor nutricional de los frutos.
El
cultivo de la yuca, (Manihot esculenta), revoluviona
la vida económica de las comunidades costaneras por ser de fácil cultivo por lo
que se adapta a los diferentes climas, además es resistente a las plagas y rica
en carbohidratos. Se da la sustitución de los moluscos y el consumo de
productos vegetales por el cultivo de raíz.
El
segundo periodo es el formativo, se da a partir de la explotación racional de
los recursos abundantes que se
encuentran principalmente en la Sierra Nevada de Santa Marta, de los ríos Sinú,
Cauca y Magdalena y en las cerranías de los Golfos de Urabá y Morrosquillo.
(Trillos, 2001. Pág. 28).
En
cuanto a las cerámicas, los arqueólogos las hallaron con material evolucionada,
vasos, platos y bandejas de diversas formas y pinturas.
Los
Especialistas toman los rasgos representativos de este periodo y lo denominan
momil. Momil I y II. Momil I, cultivo principal la Yuca y Momil II, el Maiz. La
economía y la alimentación se basaba en el cultivo, tomando el maíz la
connotación del principal cultivo, por su valor nutritivo y adaptación a la
variedad de clima. Debido a este acontecimiento los pueblos costaneros dan
inicio a su ascenso hacia las montañas, cuyas proyecciones climáticas
incrementan el proceso de domesticación de nuevas plantas, dando lugar a
numerosas culturas.
Los
grupos se aíslan en los valles interserranos y allí, se dan diversas culturas,
su cerámicas tienen otras formas, fabrican collares de piedras y otros adornos
personales; lo que llevó a que fueran asaltados por los españoles en pleno
procesos de evolución.
3.
Los
pueblos del Caribe colombiano a la llegada de los Españoles
En
1503, se dio la esclavización mediante la declaración de la guerra justa, recurso legal que dio
origen al requerimiento. Si los
indígenas se oponían a éste, aunque era leído en lengua extraña, eran sometidos
y obligados a ser esclavos. También eran sometidos los pueblos considerados
caníbales.
Entre
las más antiguas culturas, se encontraron las de origen arawaco, los caribes,
los tayronas (considerada cultura de alta civilización por su metalurgia,
cerámica y tejidos y capacidades arquitectónicas, caso obra maestra ciudad
perdida), los zenúes (famosos por oro fundido y cincelado).
Al
utilizar la cerámica en los pueblos caribeños, mejora la cultura material para
ser utilizada como mejoramiento de la calidad de vida, las familias acampaban
bajo enramadas de hojas de palma, dando origen a las legendarias rancherías.
Cuando
se da crecimiento de las poblaciones caribeñas en cultivos, cultura, economía,
entre otras, aparece un tipo de organización en Cacicazgos. Unos cacicazgos
militares y otros teocráticos, estos últimos considerados jefes o caciques
principales como seres sagrados; intermediarios entre el orden social de la
tierra y el orden del universo. Había cacicazgos gobernados por las mujeres,
como en los del Sinú, tenidas como sagradas y de gran respeto.
Con
relación a la vida espiritual, se alude a los sistemas de escritura con el que
diseñaban sus prendas de vestir como distinguir los diversos linajes
familiares. La pintura facial y corporal para ceremonias religiosas y
enfrentamientos bélicos. (trillos, 20º1. Pág. 34).
Los
gobernantes tenían funciones sacerdotales y animaciones masivas con danzas y
deportes rituales.
El
rito característico era el sacrificio humano, ya que creían que si los dioses
se sacrificaron para crear al hombre, el hombre debía sacrificarse por ellos.
La
enseñanza era organizada, uso de centros ceremoniales para la transmisión de
conocimientos propios de la astronomía, leyes historia, medicina y música, la
religión y el arte de la guerra. Por lo que la tierra es propiedad común, todos
trabajan para y por la tierra en beneficio de todos, se les dan hectaras por
familias para cultivas y protegerla.
Finalmente,
en cuanto a las ralciones lisnguisticas, no existen suficiente información que
permita analizarlas fonológia y gramaticalmente, por lo que eran lenguas de
tradición oral. De acuerdo con los relatos de los cronistas de indias y con
catalogosde lenguas amerindias es posible que en la región caribe se hablara
cerca de medio centenar de lenguas, agrupadas en varias familias lingüísticas.