sábado, 28 de noviembre de 2020

¿Maradona o Pelé? Absurda comparación

 Por: David Gómez Ferreira

El fútbol está de luto. De manera sorpresiva murió uno de los genios del balompié mundial Diego Armando “Pelusa” Maradona, a causa de un infarto a los 60 años de edad en Dique Luján, Argentina. El 25 de noviembre de 2020, se convierte para todos los amantes de esta disciplina deportiva en una fecha perenne, en la que se recordarán el talento, la magia y la genialidad de esta leyenda del deporte. ¡Descansa en paz, Maradó!

A través de la historia, los críticos y los aficionados del fútbol, asiduamente comparan a Maradona y a Pelé, para escoger al mejor jugador de todos los tiempos (por siempre existirá este debate) ahora se agudiza más, con la muerte de “Diego”. Considero esto, una osadía y un parangón desatinado que sólo busca es causar enfrentamientos verbales donde inevitablemente prevalece la rivalidad, el amor de la afición, la idolatría y las opiniones subjetivas y carentes de argumento entre los que admiran este deporte y a estos dos grandes ídolos del futbol.

De lo anterior, lo que deja ver esa comparación constante entre Maradona y Pelé, sobre quién es el mejor, es que existe una disputa motivada por la pasión de los hinchas de estos dos grandes exponentes del fútbol mundial, ambos con el número Diez (10) en la camiseta de la selección Brasil y Argentina respectivamente. Cada seguidor del astro brasilero o del astro argentino, asume criterios que suponen la superioridad del uno hacia el otro, desconociendo que fueron épocas y estilos de juego diferentes, y ahí, es donde está el craso error.

Siempre que surge esta polémica, se centra principalmente en el número de títulos con sus clubes y con su selección, es decir, logros colectivos. Difiero sobre este punto de comparación, debido a que no es un criterio que marca precisamente la habilidad individual del futbolista, pero si es un agregado a su historia deportiva. ¿O es que acaso para que Pelé consiguiera los tres títulos mundiales no necesitó de los demás jugadores para lograr la hazaña? Lo mismo con Maradona, cuando consiguió su único título con su selección, ¿no necesitó del resto de los compañeros que integraban para esa época el combinado argentino? Pienso que si tomamos esto como referencia comparativa, subvaloramos y desconocemos la importancia del resto de los jugadores que acompañaban a estos dos “genios” del balompié. Para ese momento, también tuvo que sobresalir quien atajaba los penaltis, quien mejor defendía y quien mejor jugaba en el medio campo, todos trabajando para conseguir el mismo objetivo, ser campeones. Vale la pena agregar, como es bien sabido, Pelé siempre estuvo mejor rodeado en su selección que Maradona, él tuvo mejor equipo, jugador por jugador y eso no se debe desconocer.

Otro punto de comparación y también ilógico, es lo que muchos señalan como el “Jugador completo”. El debate está en que Pelé fue un jugador más completo que Maradona. Pelé era un jugador ambidiestro, cabeceador, recuperador y líder, a diferencia de Maradona, que era “zurdo”, (solo con su pierna izquierda hacía magia) muy poco recuperaba y muy poco cabeceaba pero era un gran líder. Con base a lo anterior, me surgen las siguientes preguntas: ¿hay una característica estándar que establece y exige el fútbol para con los jugadores? ¿Si el jugador es bajo, y no es cabeceador, es incompleto? ¿Si uno es más habilidoso y desequilibrante, es más completo que el otro? ¿Si uno es más de choque que el otro, se ubica como un jugador completo y el otro no? Lo hermoso del fútbol es la variedad de talentos que ofrece y el mundo como espectador, los contempla. Por eso, tampoco considero que este sea un criterio de comparación entre “el Rey” y “Pelusa”.

La Federación Internacional de Fútbol Asociación, FIFA, registra que Pelé jugó oficialmente 835 partidos, mientras que Maradona, 585. Pelé logró marcar 767 goles, Maradona en cambio, anotó 345 (según reporte oficial de la Federación Internacional de Estadística). Con sólo estos dos aspectos, es notoria la diferencia. No puede existir debate sin no hay punto de igualdad. Quien compare a estos dos “magos del fútbol”, ignora y desconoce las maravillas que este deporte lleva inherente.

Así las cosas, si alguien persiste con la polémica de ¿Pelé o Maradona?, ¿Maradona o Pelé? con el afán de encontrar respuesta, no la va a encontrar jamás. Los dos son fenómenos, fenómenos de la historia del fútbol, cada uno hace parte de una misma historia. Maradona siempre será recordado como “la mano de Dios”, con el mejor gol del siglo XX y Pelé como “El Rey”, con el mejor gol de la historia. Entonces, no hay por qué interrogarse sobre ¿Cuál de los dos jugadores es el mejor de todos los tiempos? Ellos son leyendas del balompié, ídolos invaluables, cada uno en el trono futbolístico de su época. Dejemos tanto fanatismo y rivalidad y veamos a Maradona y a Pelé como los dos protagonistas principales de la novela “Historia del Fútbol Mundial”. ¡Por siempre, gracias por el espectáculo que nos brindaron!

martes, 29 de septiembre de 2020

¿Es inminente en el Magdalena el modelo de alternancia?

 Por: David Gómez Ferreira

    Ya pasaron seis meses, desde aquel 11 de marzo de 2020, que el gobierno nacional anunció la Pandemia en Colombia. A partir de ahí, todo se convirtió en un caos, no pararon los mensajes masivos a través de los aparatos tecnológicos (infodemia)  y  los medios de comunicación (televisión, prensa oral y escrita); lo que generó en los colombianos un pánico ingente por los datos de contagios y muertes diarias por la COVID – 19 en las regiones del país y en el mundo.

    Cierto día durante el confinamiento, un amigo y colega de escuela, compartió conmigo una tarde de juegos de mesa (tomando estrictamente todas medidas de bioseguridad). Inevitablemente discutimos sobre la polémica que ha ocasionado la propuesta del Ministerio de Educación Nacional de aplicar un modelo de alternancia en las escuelas y universidades de Colombia; considerada por del gremio de los maestros y los padres de familia más que en una opción de regreso a las aulas de clase, en un riesgo y una gran preocupación por la salud de su comunidad educativa, so pretexto del descenso de la curva epidemiológica del coronavirus. Mi colega, con tono de firmeza me dijo: “Brother, no podemos pensar en terminar un año académico encerrados en nuestras casas, cuando todos los sectores productivos empiezan a dar el paso de una nueva normalidad, y es inconcebible, que el sector educativo sea el único rezagado en esta coyuntura”. Su apreciación me llevó a cuestionar y a reflexionar sobre esta realidad.

    Primero, ya se han vinculado al modelo de alternancia 19 municipios del país, los cuales se han venido preparando para volver a la normalidad académica, desde que el Gobierno lo propuso en el mes junio. Otras ciudades como Barranquilla, Cali, Medellín, empezarán su pilotaje de alternancia a partir del 1 de octubre del presente año. Lo incomprensible es ¿por qué Santa Marta, ciudad con menos contagio y muertes en comparación con otros municipios, no inicia su pilotaje? El informe suministrado por el Ministerio de Salud y Protección social a 27 de septiembre de 2020, registra los siguientes datos de contagio por departamento: Bogotá (Capital) 260.559; Antioquia 109.651; Atlántico 67.074; Valle del Cauca 59.785; Cundinamarca 32.337; Santander 29.468; Bolívar 28.475 y Magdalena con 15.005 casos. La diferencia es grande. Por lo anterior, me surgen los siguientes interrogantes: ¿El Magdalena no tiene la capacidad de asumir retos sociales que superen al temor y le devuelva la confianza a los Magdalenenses? ¿Será que no hay tiempo para la preparación de un “Protocolo” de bioseguridad para las escuelas de Santa Marta y el Magdalena para regresar este año? ¿Cuáles han sido las medidas de contingencia que ha asumido la ciudad y el departamento para un retorno seguro a las escuelas en este 2020? ¿Somos un departamento incapaz social y culturalmente para asumir una conducta de autoseguridad frente a esta problemática? La cuestión no es volver por volver a la escuela, es empezar un proceso de readaptación paulatina, pero empezar.

     Segundo, está claro que las escuelas oficiales de Santa Marta y el Magdalena, no cuentan con una adecuada infraestructura ni con las garantías de bioseguridad para una normalidad escolar, por eso, el MEN le “tira la pelotica” a los padres y a las Secretarías de Educación para que consideren los pilotos de alternancia dado a que conoce la realidad de los colegios del país. Ahora bien, las declaraciones de la Ministra de Educación Nacional, María Victoria Angulo, siempre son las mismas “este es un proceso que avanza de manera progresiva, gradual y segura. Este es un trabajo coordinado con el Ministerio, las secretarías de educación y de salud, y los colegios. Es importante aclarar que todo esto se hace con el consentimiento de los padres, quienes tienen la decisión sobre sus hijos”. Ya está “rayado” ese discurso Ministra, igual que la expresión “con todos los protocolos del caso”. Se necesita intervención inmediata para la planta física de los colegios, que sea esta la oportunidad de una buena inyección económica para la mejora de la infraestructura de las escuelas del Magdalena (Baños, aulas, laboratorios, agua potable…) con kits de bioseguridad para cada miembro de su institución, que los rectores samarios y magdalenenses aprovechen este proceso para la gestión e inversión en sus planteles educativos con la “platica” del rubro de la COVID-19. ¡Aprovechen que este es el momento! Por otro lado, lo que sí es indiscutible es que la pandemia dejó ver el malogro político que ha sufrido la ciudad y el departamento desde hace muchos años. Y el sector educativo sigue en las mismas.

     Y tercero, creo que es el más importante, la protección de los estudiantes. Recientes estudios sobre la COVID – 19, han demostrado que los niños y las niñas no son el foco ni el transmisor en potencia del Coronavirus como nos lo hicieron creer al inicio de la Pandemia; evidencia de esto lo demuestran países como Suiza y Finlandia, que fueron países que volvieron progresivamente a las clases, dando las garantías de bioseguridad a los infantes como el uso del tapabocas, desinfección de los escenarios académicos, el distanciamiento, entre otros y aún no se conoce ningún caso entre ellos de contagio. Aunque existen estos datos científicos, la opinión está dividida al respecto. De un lado los padres de familia que viven a diario con la falta de acompañamiento, la falta de equipos y de conectividad en sus casas, que afecta enormemente la salud de sus hijos, por eso se identifican con enviarlos con todas las medidas de bioseguridad siempre y cuando las instituciones les den esas garantías. Por otro lado, están los padres que están seguros de no enviar a sus hijos por el temor al contagio, quienes además, reconocen las problemáticas actuales de las escuelas y aunque les brinden las garantías se mantienen en que no los enviarán. Con todo esto la pregunta que surge es: ¿Si los niños no están cómodos en sus hogares por la falta apoyo y acompañamiento, la falta de equipos y de conectividad, la falta de recreación y evidentemente el atraso en sus deberes académicos, es inviable acogerse al modelo de alternancia así existiera un protocolo de bioseguridad para ellos?

    Por su parte, el gremio de maestros del Magdalena se mantiene irrestrictamente en no acogerse a este modelo de regreso a clases, y se va “lanza en ristre” ante el MEN, dado a que, según ellos, no existen las garantías mínimas en el Magdalena, y ante eso, el Ministerio del Ramo, no “da pie” a las exigencias que el profesorado expone para un retorno a las aulas como pilotaje en esta zona del país. Esperemos para ver cuándo y en qué termina esta disputa. Aclaro que al emitir este juicio, no desconozco la realidad de los casos de contagios y de muertes por el coronavirus. Hago la anterior anotación, porque gran parte del pueblo colombiano aún se encuentra renuente para acoger una medida transitoria de nueva normalidad y más quienes pertenecen al sector educativo; no obstante, ya algunos están pensando diferente por mucho tiempo en el encierro. ¡Y eso es entendible!

    Finalmente, considero que se debe dar el paso en el departamento del Magdalena. No acogerse totalmente al modelo de alternancia pero sí que las instituciones educativas desde sus órganos colegiados tomen decisiones para crear estrategias de readaptación y acercamiento a la presencialidad, basado en las características individuales de cada escuela, es decir, que no sea un modelo de alternancia “estándar”, sino que dependa de los factores de oportunidades y debilidades de cada institución. Como lo mencioné anteriormente, la cuestión no es volver por volver a las aulas de clase, es hacerlo progresivamente y con las medidas necesarias para hacerlo. Por ejemplo, empezar con los estudiantes de la Media Vocacional dispuestos al pilotaje, aquellos que no presenten problemas de salud, que no posean equipos tecnológicos ni conectividad, que se les facilite ir a la escuela, que cuenten con un kit de bioseguridad y claro, que cuenten con la autorización de sus padres. Otra acción sería, empezar con un mínimo aforo, que sea un porcentaje más bajo del que propone el Gobierno, y así, se evaluarían las acciones de la institución y el autocuidado que demuestre su comunidad educativa.

    El confinamiento ha afectado notablemente la salud mental de los niños y niñas, ellos necesitan recrearse, divertirse compartir entre sus semejantes; por lo que no sólo se debe pensar en llevarlos al mar, a cine, a un centro comercial, a un parque, a un centro recreacional; se debe buscar la opción que más favorezca la presencialidad en las escuelas, ellos necesitan regresar progresivamente pero con el autocuidado. Todos sabemos que hay que vivir y convivir con este virus en comunidad y en sociedad. Es cuestión de cada quien protegerse de este “mal amigo”, que llegó para quedarse por un buen rato.

lunes, 18 de mayo de 2020

Competencias Comunicativas divergentes, flagelo de la pandemia (COVID-19)


Por: David Gómez Ferreira
Son muchos los perjuicios que ha sufrido la educación en Colombia a consecuencia de la pandemia conocida como Coronavirus (COVID-19), considerada ésta, la fusta con la que hoy se castiga la compañía, el intercambio social, los procesos académicos y la comunicación presencial en los escenarios educativos; la cual además, ha obligado a alrededor de 50 millones de colombianos a un confinamiento o cuarentena como prevención para evitar su propagación.
La realidad de hoy, es que los procesos de aprendizaje y enseñanza que se imparten en las escuelas son los mártires. Aunque el esfuerzo es de toda una comunidad educativa, queda en evidencia que la educación virtual jamás reemplazará a la presencial y las herramientas tecnológicas y la creatividad del maestro, son los dos pilares fundamentales ante esta situación compleja y sorpresiva. Lamentablemente, en muchas ocasiones el esfuerzo, la dedicación y la pasión por enseñar, son opacados por las necesidades y la vulnerabilidad que presenta la población estudiantil en Colombia. Casos como el de los estudiantes que se suben a un árbol para conectarse a la red y de aquellos que con sus teléfonos “hacen maravillas” para cumplir con sus compromisos académicos, son la fiel muestra de una educación virtual  carente, llena de obstáculos y desafíos. Por ende, la falta de conectividad, de equipos tecnológicos y de computadores, son la “piedra en el zapato” para una educación no presencial ideal y de calidad.
La Ministra de Educación, María Victoria Angulo, en uno de sus pronunciamientos aseveró que al iniciar la cuarentena, desde el MEN no se habla solo de virtualidad, sino de presencialidad asistida por tecnologías de la información y comunicación, como la forma de evitar mayores traumatismos y brindar flexibilidad y garantía a los estudiantes durante el desarrollo de las clases virtuales. El problema no se minimiza resignificando las palabras o centrándola solo en los acompañamientos permanentes, esto es un problema más de fondo. La realidad es que la educación virtual es un reto y presenta muchas anomalías, anomalías que le competen al Estado solucionar, no basta con la asistencia afable y comprometida de los maestros, el Ministerio del Ramo es el que debe garantizar el acceso a la virtualidad de los millones de estudiantes residentes en las áreas rurales y urbanas del país, para que estos procesos sean más efectivos y eficaces, porque esto es lo que verdaderamente aqueja a esta población y es lo que los mantiene alejados de este proceso educativo inesperado. Hay que verificar si los programas adelantados por el MEN están siendo eficientes o están generando el impacto esperado en lo que va corrido de este confinamiento. ¡Esperemos a ver dijo el ciego!
Pero no todo es negativo, durante estos tiempos de confinamiento, la creatividad, innovación y capacidad de los maestros para orientar sus áreas es notoria y admirable; y en ese ejercicio, las competencias comunicativas toman aún más valor y crean una sinergia con las estrategias didácticas utilizadas en las sesiones virtuales. Las herramientas tecnológicas como ZOOM, TEAMS, MEET, entre otras, se han convertido en los medios más cercanos a la presencialidad. No obstante, con las videoconferencias, las aplicaciones de interacción sincrónica y las actividades didácticas para el desarrollo de las clases, se están favoreciendo y privilegiando las competencias comunicativas orales, pero a su vez, se evidencia el detrimento o descuido de las competencias comunicativas escriturales.
Comúnmente, las acciones académicas sincrónicas giran en torno a actividades orales como socializaciones, sustentaciones, exposiciones, grabaciones y videos, dado a que estas tácticas educativas facilitan al maestro la retroalimentación y el intercambio de opiniones, orientaciones y explicaciones. Además, estas, muy positiva y curiosamente, dejan ver los avances que han tenido los estudiantes con relación a sus habilidades de expresión oral, lo que para la educación presencial siempre será un desafío. Sin embargo, las competencias comunicativas escritas son las que se han visto afectadas con esta cuarentena, debido a que los textos escritos son poco solicitados y utilizados como estrategia didáctica en la virtualidad,  por la complejidad valorativa, el volumen de su contenido y la retroalimentación virtual que acarrea. Los textos escritos ameritan una rigurosidad evaluativa, por eso, este proceso se considera complejo en este trance y “choca” con las directrices nacionales de flexibilidad en tiempo y en actividades e innovación en la práctica docente. Los ensayos, artículos y textos académicos han pasado a un plano de subutilización forzosa, no porque se quiera, aclaro, sino porque el confinamiento produjo este fenómeno educativo de forma repentina. Más fluidez y creatividad en el quehacer docente, más pragmatismo, más innovación y mucha flexibilidad.
No cabe duda que esta situación atípica e imprevista de salud pública, ha generado un cambio drástico no sólo en la academia sino en los estilos de vida y las conductas cotidianas de los colombianos, motivados a ver la vida de una manera diferente, a valorar la convivencia, el tiempo, el trabajo y la interacción familiar y social, a capacitarse y actualizarse con las plataformas virtuales para estar a la vanguardia con los procesos comunicacionales y laborales actuales.
Hoy, las instituciones educativas colombianas extrañan a los estudiantes, a los docentes, a los directivos, al personal administrativo, a todos; porque la esencia de la educación es la interacción de su comunidad educativa. Es incierto el regreso a las clases, pero en esta coyuntura es indiscutible la loable labor que han ejercido los maestros, padres de familia y los mismos niños y niñas, que aunque están siendo afectados, acatan con responsabilidad, compromiso y dedicación, la educación virtual. Lo que sí es claro, es que esta cuarentena genera un atraso y contribuye a un bajo nivel de la educación en Colombia en lo que respecta a este año 2020. Respeta el aislamiento social obligatorio, #QuédateEnCasa.