Por: David A. Gómez
Ferreira
Ponerle la lupa al tema de la educación de calidad en
Colombia, hoy es muy complejo. Es bien sabido que este tema ha generado
polémicas y preocupaciones tanto en los directivos, docentes y padres de
familia de las Instituciones educativas oficiales, más, cuando “El Paro” y las últimas
acciones y decisiones gubernamentales han generado obstáculos y atrasos en los
procesos académicos durante este año. A recuperar las clases colegas, ¿será que
sí se recuperan?
Echémosle una mirada a estos dos términos Educación de Calidad que son la clara evidencia de la
situación actual en algunos colegios en materia académica. No se puede hablar
de educación con calidad cuando los maestros no son bien remunerados, cuando
las instituciones tienen una pésima infraestructura, cuando la inversión en
recursos audiovisuales y didácticos es escaza, cuando no hay cumplimiento de
las horas de clases, cuando el maestro no prepara su clase previamente, cuando
las directrices del director son arbitrarias e indiscutibles, cuando no hay una
valoración periódica hacia el docente por parte de los estudiantes, cuando el
sistema manipula al maestro y lo “Esclaviza” y el más trascendental, cuando el
estudiante no va motivado a la escuela. Si observamos, estos factores negativos
son los que influencian como “vicios” a la educación actual y que ya han
contagiado a muchas instituciones oficiales. - Aclaro, que estoy haciendo una
generalización y, en toda generalización, hay excepciones -.
Por lo anterior Bruner, alude a tres antinomias que no
permiten una educación de calidad. La primera de ellas, es el uso de las capacidades
individuales sin aplicarlas a la colectividad - en este caso el docente - y las
emociones o motivaciones que éstas pueden presentar; la segunda, se orienta a
cómo se adquiere el aprendizaje según el contexto y la cultura; y la tercera, se basa en la experiencia y las vivencias adquiridas
en el mundo que lo rodea. Lo que significa que para que exista una educación
con calidad, el aprendizaje debe oxigenarse con construcción del conocimiento, con la interacción del ser
humano según su contexto y realidad y el poder compartir con el mundo su
conocimiento dándole una interpretación a los aspectos desconocidos.
La educación de calidad más que propósito, es una estrategia. No se puede
poner en la mesa la discusión sobre como las políticas educativas pueden ser de
calidad, ya que primero debe contemplarse el término calidad con un único
significado. Queda claro que la perspectiva en los últimos años ha desembocado
en retóricas que llevan a perder los objetivos y las exigencias de la educación
como se ve en la cotidianidad en las escuelas, se pierde su total sentido y también
su perspectiva de calidad.
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