Por:
David Gómez Ferreira
Son
muchos los perjuicios que ha sufrido la educación en Colombia a consecuencia de
la pandemia conocida como Coronavirus (COVID-19), considerada ésta, la fusta con la que hoy se castiga la
compañía, el intercambio social, los procesos académicos y la comunicación presencial
en los escenarios educativos; la cual además, ha obligado a alrededor de 50
millones de colombianos a un confinamiento o cuarentena como prevención para
evitar su propagación.
La
realidad de hoy, es que los procesos de aprendizaje y enseñanza que se imparten
en las escuelas son los mártires. Aunque el esfuerzo es de toda una comunidad
educativa, queda en evidencia que la educación virtual jamás reemplazará a la
presencial y las herramientas tecnológicas y la creatividad del maestro, son
los dos pilares fundamentales ante esta situación compleja y sorpresiva.
Lamentablemente, en muchas ocasiones el esfuerzo, la dedicación y la pasión por
enseñar, son opacados por las necesidades y la vulnerabilidad que presenta la
población estudiantil en Colombia. Casos como el de los estudiantes que se
suben a un árbol para conectarse a la red y de aquellos que con sus teléfonos
“hacen maravillas” para cumplir con sus compromisos académicos, son la fiel
muestra de una educación virtual carente,
llena de obstáculos y desafíos. Por ende, la falta de conectividad, de equipos
tecnológicos y de computadores, son la “piedra en el zapato” para una educación
no presencial ideal y de calidad.
La Ministra de Educación, María Victoria Angulo, en uno de
sus pronunciamientos aseveró que al iniciar la cuarentena, desde el MEN no se
habla solo de virtualidad, sino de presencialidad
asistida por tecnologías de la información y comunicación, como la forma de
evitar mayores traumatismos y brindar flexibilidad y garantía a los estudiantes
durante el desarrollo de las clases virtuales. El problema no se minimiza
resignificando las palabras o centrándola solo en los acompañamientos
permanentes, esto es un problema más de fondo. La realidad es que la educación
virtual es un reto y presenta muchas anomalías, anomalías que le competen al
Estado solucionar, no basta con la asistencia afable y comprometida de los
maestros, el Ministerio del Ramo es el que debe garantizar el acceso a la
virtualidad de los millones de estudiantes residentes en las áreas rurales y
urbanas del país, para que estos procesos sean más efectivos y eficaces, porque
esto es lo que verdaderamente aqueja a esta población y es lo que los mantiene
alejados de este proceso educativo inesperado. Hay que verificar si los
programas adelantados por el MEN están siendo eficientes o están generando el
impacto esperado en lo que va corrido de este confinamiento. ¡Esperemos a ver
dijo el ciego!
Pero
no todo es negativo, durante estos tiempos de confinamiento, la creatividad,
innovación y capacidad de los maestros para orientar sus áreas es notoria y
admirable; y en ese ejercicio, las competencias comunicativas toman aún más
valor y crean una sinergia con las estrategias didácticas utilizadas en las
sesiones virtuales. Las herramientas tecnológicas como ZOOM, TEAMS, MEET, entre
otras, se han convertido en los medios más cercanos a la presencialidad. No
obstante, con las videoconferencias, las aplicaciones de interacción sincrónica y
las actividades didácticas para el desarrollo de las clases, se están
favoreciendo y privilegiando las competencias comunicativas orales, pero a su
vez, se evidencia el detrimento o descuido de las competencias comunicativas
escriturales.
Comúnmente,
las acciones académicas sincrónicas giran en torno a actividades orales como socializaciones,
sustentaciones, exposiciones, grabaciones y videos, dado a que estas tácticas
educativas facilitan al maestro la retroalimentación y el intercambio de
opiniones, orientaciones y explicaciones. Además, estas, muy positiva y
curiosamente, dejan ver los avances que han tenido los estudiantes con relación
a sus habilidades de expresión oral, lo que para la educación presencial
siempre será un desafío. Sin embargo, las competencias comunicativas escritas
son las que se han visto afectadas con esta cuarentena, debido a que los textos
escritos son poco solicitados y utilizados como estrategia didáctica en la virtualidad, por la complejidad valorativa, el volumen de
su contenido y la retroalimentación virtual que acarrea. Los textos escritos
ameritan una rigurosidad evaluativa, por eso, este proceso se considera complejo en este trance y “choca” con las directrices
nacionales de flexibilidad en tiempo y en actividades e innovación en la práctica docente. Los ensayos, artículos y textos
académicos han pasado a un plano de subutilización forzosa, no porque se
quiera, aclaro, sino porque el confinamiento produjo este fenómeno educativo de
forma repentina. Más fluidez y creatividad en el quehacer docente, más
pragmatismo, más innovación y mucha flexibilidad.
No
cabe duda que esta situación atípica e imprevista de salud pública, ha generado
un cambio drástico no sólo en la academia sino en los estilos de vida y las
conductas cotidianas de los colombianos, motivados a ver la vida de una manera
diferente, a valorar la convivencia, el tiempo, el trabajo y la interacción
familiar y social, a capacitarse y actualizarse con las plataformas virtuales
para estar a la vanguardia con los procesos comunicacionales y laborales
actuales.
Hoy,
las instituciones educativas colombianas extrañan a los estudiantes, a los
docentes, a los directivos, al personal administrativo, a todos; porque la
esencia de la educación es la interacción de su comunidad educativa. Es
incierto el regreso a las clases, pero en esta coyuntura es indiscutible la
loable labor que han ejercido los maestros, padres de familia y los mismos
niños y niñas, que aunque están siendo afectados, acatan con responsabilidad,
compromiso y dedicación, la educación virtual. Lo que sí es claro, es que esta
cuarentena genera un atraso y contribuye a un bajo nivel de la educación en
Colombia en lo que respecta a este año 2020. Respeta el aislamiento social
obligatorio, #QuédateEnCasa.