Por: David A. Gómez Ferreira
El uso del español coloquial es el empleo del lenguaje en
un contexto familiar e informal con vocablos caracterizados por su uso común,
frecuente y directo que se aleja en cierta medida de la norma culta; es decir,
es una situación determinada que es sentida por los hablantes como una manera
informal de comunicación.
Con frecuencia se utilizan registros poco elaborados que nos
permiten explicar otros rasgos semánticos no conocidos, sin evitar introducir
las particularidades fónicas del español coloquial como son la velocidad de
emisión, la intensidad, las pausas, los alargamientos y la variación en la entonación que, junto con el contexto comunicativo, nos ayudan a captar el
sentido de las palabras. (Porroche, 1997: 657). Por lo cual
se refiere a una lengua viva convencional, por cuantos sus medios expresivos no
constan sólo de elementos sintácticos-estilísticos y de elementos
lexicológicos, sino de introducir un medio dinámico de entonación, gestos y
habla.
Por tal razón lo coloquial se caracteriza según Briz (1996),
por no ser un dominio de una clase social, ya que las relaciones de todos los
hablantes de una lengua no siempre es uniforme ni homogéneo, pues hay
características dialectales y sociolectales de los usuarios que influyen en el
lenguaje, es un sistema de expresión basado en la continuación del modo pragmático
(forma natural del aprendizaje), puede ser oral o manifestarse en un texto
escrito y aparecer en varios tipos de discurso y la conversación es el modo más
auténtico. Los distintos usos que le damos al idioma originan los diferentes
registros o niveles del habla, dependiendo de la formación sociocultural y de
los hábitos lingüísticos puesto que es un modo de expresión que depende del
contexto.
El lenguaje coloquial se diferencia del estándar por una
fraseología formulística, propia de la función fática del lenguaje, en la que
abundan los modismos, refranes, saludos, felicitaciones, expresiones
eufemísticas y de autoafirmación, así como los registros o estilos que un
hablante pueda manejar; lo que hace que no sea reconocida como un modelo de
lengua correcta. “El español coloquial es la modalidad más común y de más
intenso uso, por lo que nos podría servir mejor que otras modalidades para comprender
los mecanismos de la comunicación lingüística y las relaciones entre lenguaje e
interacción social”. (Narbona, 1992).
Sin embargo, la dicotomía hablado/escrito no puede
aplicarse a lo coloquial, pues no todo lo que hablamos tiene que ser coloquial
y lo coloquial puede estar en ambas formas o canales. Briz (1996), dice que se
puede deducir que la conversación es el tipo de discurso más auténtico en que
se manifiesta el registro coloquial, aunque también se puede realizar en un
ámbito más formal.
No obstante, el estudio del español oral es considerado la
forma más natural y espontánea de usar el lenguaje, es uno de los objetivos
prioritarios de la investigación lingüística hispánica porque “(…) no solo se
trata de describir y explicar las particularidades idiomáticas del español
coloquial, sino contemplarlas desde una perspectiva que abarque todas las
variedades de nuestra lengua; es decir, ampliar y superar los modelos
estructurales, funcionales o formales, puesto que solo así es posible descubrir
la lengua en funcionamiento y en interacción, así como la fuerte unión entre lo
verbalizado y los procesos contextualizadores”. (Narbona, 1997).
De alguna manera si se considera que existe un conjunto
de reglas que rigen el uso lingüístico de manera correcta, cuyo objetivo es el
de proponer una unicidad funcional del sistema elegido como ejemplar se puede
llegar a enseñar la lengua real en uso tanto para su proyección social como su
enseñanza; tratando de mostrar distintos mecanismos de construcción, ya que pueden
usarse en situaciones de comunicación diferentes.
Podemos encontrar rasgos coloquiales no solo en la
conversación cotidiana, texto prototípicamente coloquial, sino en cartas
familiares, emails entre amigos, conversaciones por chat, artículos
periodísticos, tertulias y debates radiofónicos o televisivos, publicidad, etc.
es decir, tanto en texto orales como escritos. Frente a esta concepción prescriptiva,
existe otra descriptiva que acepta el dinamismo y la evolución de la lengua
debido a cuestiones sociolingüísticas, psicolingüísticas y socioculturales. Por
tanto, debe entenderse como lo normal, lo común, en el sentido lingüístico, y,
debido a la riquísima variación idiomática, es necesario hablar que cada
variante del español tiene su propia norma y entender la lengua como
plurinormativa además de plurisistemática es fundamental para la enseñanza del
idioma.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Briz, Gómez. Antonio (2001). El español coloquial en la
conversación. Barcelona, España. Editorial Ariel.
Narbona, García.
Juan (1997). El lenguaje del niño: desarrollo normal, evaluación y
trastornos. Claude Chevrie-Muller. Masson, ISBN 84-458-0485-5.
Porroche, Margarita (1993). «La variedad coloquial como
objeto de estudio en las clases de español lengua extranjera», Actas del primer
congreso nacional de ASELE. El español como lengua extranjera: aspectos
generales, Granada: Universidad de Granada.