domingo, 22 de febrero de 2015

Maestros, a leer los que no lean

Por: David A. Gómez Ferreira

“El vivo vive del bobo”, esta es una expresión popular que por más que uno no quiera, la va a seguir escuchando y por mucho tiempo en este país tercermundista como lo es Colombia, donde prevalece la astucia, la sagacidad, la avaricia y la inteligencia, pero de la mala. Sino que lo digan aquellos protagonistas del robo de un cajero automático en la capital del Atlántico con unas cáscaras de sandía, ¡Qué brillante idea, no se me hubiera ocurrido! O aquellos que dan “Papaya” y son víctimas del “Raponazo”; de las manos de aquellos seres humanos inigualablemente especialistas en la antipatía e indoctos de la misantropía. 

Pero hay más, ser “el vivo” no sólo se da en las calles lastimosamente, se convirtió en cotidianidad. Sucede en todas partes sin medir estratos económicos, se presenta en lo laboral, lo comunitario, lo familiar; y lo más asombroso es que ya algunos dicen olímpicamente que es cultural. ¡Qué orgullo de nuestra cultura!  

Un caso en particular se da en la Educación Básica, hay profesores que se creen “los vivos” culpando a sus colegas del Área de Lenguaje, porque sus estudiantes no leen ni escriben bien, e incluso, expresan: “Eso es tarea del docente de Lenguaje”. ¿Acaso es sólo tarea del profesor de Lenguaje la enseñanza holística del estudiante? Si es así, díganme en qué mundo estamos. Como información de contexto, a nivel nacional  se habla de integralidad, creatividad, innovación y estrategia pedagógica. Pero no se aplica. La lectura y la escritura, son aspectos transversales para cualquier área so pretexto a los contenidos específicos de cada asignatura, deben convertirse en una disposición de evaluación los aspectos como la oralidad, la lectura y la ortografía; determinantes para el éxito o el fracaso escolar.

Claramente, y con base a lo anterior, Herry Newman manifiesta que “la Educación es el eje fundamental para exponer la totalidad del conocimiento de tal modo que de ello resulte la aptitud para penetrar en cualquier terreno del saber”, pero cómo se va a lograr, si en las aulas de clase se ha puesto en evidencia el poco dominio de los estudiantes de la lectura y la escritura. En pocas palabras, la mayoría no comprenden lo que leen y mucho menos escriben y quienes logran graduarse del bachillerato llevan consigo un bajo nivel de comprensión, su lectura vacilante, su pobre expresión escrita y su desinterés en el aprendizaje, siendo éstas algunas de las principales preocupaciones de la Educación Superior.

Para los profesores, rectores e incluso para los mismos padres de familia, esta es una situación alarmante. Según el Ministerio de Educación Nacional (MEN) un 40 % de la comunidad estudiantil de la Básica tiene problemas en escritura y muy significativamente en ortografía.  El problema radica que en Colombia la escuela no está formando lectores, los niños decodifican pero sólo pueden hacer comprensiones elementales, escriben textos muy sencillos y simples, su conocimiento está centrado en textos con contenidos escolares, dejando por fuera los textos indispensables de la interacción social.

Finalmente, los niños necesitan maestros que lean y escriban correctamente y en algunos casos, ni lo uno ni lo otro. Deben tener los conocimientos y la seguridad para corregir una palabra, frase u oración mal escrita o mal pronunciada. El MEN a través de evaluaciones realizadas en diversos Departamentos, ha descubierto que el desempeño de la lectura y la escritura de los niños colombianos es muy deficiente y, esto tiene su correspondencia con las dificultades de lectura y escritura de los profesores.


Los docentes deben cambiar su visión de enseñanza, se debe pasar de una visión puramente literal, donde la escritura es considerada como técnica de transcripción y la lectura como técnica de decodificación, a llegar a ser procesos de inferenciación para la formación del pensamiento, el análisis y la crítica. Además, deben hacerles entender a sus estudiantes que quienes se interesan en la lectura no sólo se instruyen, sino que amplían su capacidad cognitiva, se entretienen y activan su mente. La lectura hace que el ser humano se conecte con el mundo, que estimule su capacidad de redacción, obtiene fluidez y coherencia en sus ideas, mejora la ortografía y amplía su léxico.

martes, 17 de febrero de 2015

Avatares Lingüísticos: Virtual vs Realidad


Por: David A. Gómez Ferreira

Al escuchar la frase de aquella canción vallenata “En el mundo del  Chat uno se entera de todo”, recordé lo que le pasó  a un amigo quien después de varios intentos, al fin decidió definitivamente no portar más un teléfono celular. Es ilógico y absurdo, le manifesté en su momento; porque estamos en una época donde es necesaria la tecnología y casi que dependemos del uso un aparato telefónico tanto en la vida privada como en lo laboral. (Epílogo: Ya han pasado dos años y persiste en su decisión. Sus razones tendrá).
Si bien es cierto que el Chat, es la herramienta virtual más utilizada en la actualidad, tanto niños, adolescentes y adultos ya están en la “Onda” de la Cibercharla. Muchos hoy gozan y disfrutan de ella, otros por el contario, muestran su descontento a diario. Así como se han unido lazos de amor y se han llevado a cabo grandes negocios, muchas relaciones sentimentales y laborales han fracasado por “culpa” del Chat.
Un estudio realizado por el CyberPsychology and behaviour Journal, sostiene que ya se contabilizan aproximadamente 28 millones casos de rupturas en el mundo por el fenómeno del Chat en las aplicaciones como WhatsApp o Facebook, lo cual ha generado y sigue generando numerosos conflictos entre la gente. En consecuencia, los autores de este estudio explican que estas aplicaciones son “muy favorables” en una primera fase, el reconocimiento interpersonal, lo que Platón llamaría - Sacar a la luz la realidad - pero con el tiempo empiezan a revelarse sus efectos negativos, acompañados del aumento de los celos, la envidia, el descontrol, entre otras emociones. Lo anterior, es un suceso provocado por la cibercharla, la cual no deja ni dejará de sorprender.
No obstante, la mayor preocupación en Colombia sobre este tema, se centra en el uso de estas herramientas por parte de la población infantil y juvenil, estudiantes de escuelas y universitarios, que además de formar grupos de amigos, divertirse y relacionarse a través del medio virtual con los demás, son  contagiados del inaceptable lenguaje saturado, entrecortado, incoherente y sin el menor respeto de las reglas ortográficas.
Es entendible que el propósito de  la Cibercharla es que se dé la plena comunicación, o sea, que una persona entienda lo que la otra le expresa. No está mal que usemos esta nueva forma de comunicación que algunos estudiosos han llamado “Neolenguaje”, un avatar lingüístico empleado a través de las redes sociales donde hoy los adolescentes son expertos, por su agilidad y uso creativo, pero apáticos a las normas gramaticales y ortográficas.
Es común ver y usar al chatear (XD), (HBD), (XQ), (DTB), entre otros, los cuales son un claro ejemplo de una crasis de los términos y frases de un SMS, que posee sentido semántico,  aceptados y decodificados por los “Chaters”. Lo que sí es inadmisible son aquellas palabras que son mal escritas sin bases gramaticales que confunden mentalmente al adolescente, que lo llevan a ser sometido a ese mundo donde la ortografía es inexistente, como por ejemplo: Graxias y Ola.
El problema no radica en que los usen en el medio virtual, aunque sea inaceptable; la preocupación es que estos errores cometidos en la Cibercharla se trasladan a la realidad de las aulas de clases. Hoy la pésima caligrafía y la mala ortografía es el común denominador de los estudiantes bachilleres. Muchos llegan con esas falencias a las Universidades donde son “castigados” por los docentes de Competencias Comunicativas, al notar que no poseen habilidades para redactar un párrafo correctamente, evidenciando la pobreza lingüística y la carencia conceptual de las normas de ortografía. Lo que en su columna Daniel Samper llamó “habitar en un limbo informático, menos reflexión y poca crítica”.
Finalmente, esta anomalía educativa no se soluciona aprendiéndose de memoria de forma abrupta la teoría de la ortografía ni realizando cursos de corta intensidad horaria, es de lectura y escritura permanente. El problema es que ya ni un “Paquito” los adolescentes quieren leer.

Está claro que la persona que se preocupó en su formación precedente por leer y escribir legible y de forma correcta, hoy goza precisamente de una buena ortografía y una excelente caligrafía.

La inclusión educativa no es una utopía

Por: David A. Gómez Ferreira                                                                  

Si bien es cierto que la visión de la educación desde los últimos cincuenta años se centra básicamente en el compromiso de instituciones y/u organizaciones, que desde una perspectiva social, desarrollan acciones hacia una educación inclusiva con calidad para población en condiciones de vulnerabilidad, desplazamiento, limitaciones o con capacidades o talentos excepcionales. Estas organizaciones bien sean de carácter nacional o internacional conjuntamente con los entes territoriales, han venido promoviendo desde hace algunos años, estrategias educativas que propenden por la integración a la vida social y educativa de niños y jóvenes pertenecientes a población en emergencia o con limitaciones; las cuales se ejecutan a través de propuestas innovadoras, flexibles, enmarcadas en la generación de ambientes propicios para el aprendizaje colectivo y autónomo. Por consiguiente, la creación y desarrollo de estos programas para la atención a esta población con limitaciones, corresponden a las acciones educativas que fortalecen la prevención, el fomento, la formación y el desarrollo humano; con el propósito de fortalecer integralmente sus potencialidades, satisfacer sus intereses y lograr la participación activa en la vida económica, social, política y cultural de sus comunidades.
Vale la pena manifestar, que según las últimas cifras expuestas por el ACNUR (Agencia de la ONU para refugiados), Colombia con alrededor de 3 millones de desplazados, representando el 8% de la población, es uno de los principales países con mayor número de personas en condición de emergencia, vulnerabilidad y desplazamiento en el mundo. Es por ello, que la educación como algo fundamental tanto para el individuo como para la sociedad debe ser inclusiva y se debe contextualizar en la realidad de las poblaciones con estas limitaciones so pretexto de fomentar una educación igualitaria con calidad, equidad y diversidad cultural.
No obstante, la ejecución de programas especiales con estrategias educativas para población en emergencia o con limitaciones, dirigidos a niños, niñas y jóvenes, padecen en algunas circunstancias de una problemática denominada Deserción Escolar; la cual se presenta en la mayoría de los casos, por la situación socioeconómica de los mismos. Ésta anomalía educativa, se evidencia cada día más en un gran número, aunque se les brinde la facilidad de acceso a programas de inclusión social, la responsabilidad de los entes territoriales y las instituciones es mantener la permanencia y la motivación de los niños, niñas y jóvenes excluidos del servicio educativo.
Con relación a este contexto educativo la utilización de estrategias educativas alternativas para este tipo de población y las herramientas de formación y motivación conducen a una educación de calidad para todos, sin eufemismos ni exclusiones, es decir hacia una educación más inclusiva. Así mismo, se contribuye a la superación de desigualdades educativas y sociales de las comunidades y grupos étnicos, culturalmente flagelados por la misma sociedad para cambiar esa visión cosmopolita por una educación orientada a innovaciones igualitarias que mejoren el aprendizaje y la convivencia.
Es en ese sentido que la inclusión educativa  no debe verse como una utopía, ya que este proceso se ha venido desarrollando por parte de organizaciones nacionales e internacionales, instituciones y entes territoriales, los cuales han puesto su apoyo y confianza a estos programas de atención a poblaciones en emergencia y con limitaciones, los cuales han dado buenos resultados y han sido utilizados como estrategia de integración a la vida social y educativa a la población estudiantil en estas condiciones, desde una perspectiva de derecho humanos, enfatizando en los valores éticos, humanos, intelectuales, ambientales, sociales y culturales que permiten a niños, niñas y jóvenes acceder a programas de atención educativa de carácter flexible e innovador, sin exclusión, que admite la diversidad y procure por el desarrollo de niveles de motivación, formación con calidad y autosuperación personal para ser competente según las exigencias de la misma sociedad.