Por: David A. Gómez Ferreira
La publicidad siempre ha sido la estrategia
de venta más eficaz. Es la forma comunicativa de llegar al cliente y promocionar
los productos, el objetivo es uno sólo, vender a como dé lugar y así, aumentar
los ingresos. No obstante para lograr esto, muchos valores y principios
sociales se han perdido en nuestra sociedad. La mujer lastimosamente se ha convertido
en la forma más llamativa de generar ventas significativas, mostrando sus
atributos sin vergüenza alguna, siendo la imagen, la portada del deseo y lo peor
de todo, a veces es tomada como objeto de discriminación en algunos de los comerciales
nacionales.
En consecuencia, se deja de lado
entonces la relevancia del producto para ser el cuerpo esbelto y la figura de “Barbie”
de la mujer, lo más importante de la publicidad en este caso. Pero para un buen
publicista esto es hacer un buen uso de “merchandising”.
Por otra lado, al escuchar las
opiniones de varias mujeres, destaco lo que ellas aluden con tanta fuerza, la discriminación
que sienten al observar que diariamente en algunos comerciales televisivos la
mujer es la que realiza los quehaceres del hogar o se desempeña en roles laborales
menores a los de los hombres, entonces agregan:
¿Por qué no es un hombre el que aparece con un “trapero” o “escoba” haciendo la
limpieza de la casa? ¿Por qué no es el hombre que en un comercial recibe órdenes
de una mujer? Esto es difícil de observar.
Así mismo, la publicidad también está
sujeta al machismo según ellas, aseveran que siempre el hombre en los
comerciales, es el que todo lo sabe, es el que manda y es el que utiliza el
poder y la fuerza. Casos particulares, el jefe en un comercial siempre es
hombre y cuando se quiere mostrar fortaleza corporal, aparece un hombre fornido
y no una mujer con dotes corporales. Para ellas, es discriminación y tienen
razón.
En Colombia esta es una realidad, los
hogares son invadidos de gran variedad de publicidad sexista. La ley 1257 del
2008, Por la cual se dictan normas de
sensibilización, prevención y sanción de formas de violencia y discriminación
contra las mujeres, establece sanciones o penalizaciones como castigos ejemplares
para que no se agreda más ni física, ni verbal, ni moral, ni emocionalmente a
una mujer.
Por eso esta manera de utilizar la
publicidad, debe ser modificada y regulada por un ente que se preocupe e impida
que los medios de comunicación, sean los incitadores y los culpables de la
discriminación o desigualdad de género en nuestro país. Las mujeres merecen ser
tratadas de forma igualitaria… ¡Qué vivan las mujeres!...